Poems

Líneas para Kilmarnock

(para el nuevo monumento a la guerra de Kilmarnock)
 
Entre las líneas de los hombres,
llegan las líneas de mujeres:
 
por si me creyeras extraña,
nunca llegaron tus posdatas.
 
Las líneas que repites antes de caer
y alinearte, y las que dices cuando caes
 
en la cama. Querido John, querido, querido, mi amor:
líneas sin decir, líneas sin formar.
 
Fuiste una línea tachada, suprimida.
Rendida, la chica que espera despierta, perpleja, perdida.
 
Los vivos aún tenían que escribir una línea. Mandados:
conejo frito. ¡De la cabeza!
 
Después la línea para la sopa; y en la línea de pobreza:
ahí otra vez: dos águilas volando al viento.
 
Cómo te dejaron atrás, te dejaron atrás,
para alimentar las bocas balbuceantes de los críos.
 
Líneas genealógicas:
quebradas. No voy a llevar armas, dijo él.
 
Voy a llevarme a los heridos, dijo él.
Y por años, ella lo hizo, se cargó a cuestas a los muertos.
 
Te escuché entre sueños, dijiste. Toc, toc.
Te mando un beso desde Kilmarnock.
 
Años más tarde, ahí siguen las líneas
que les habrás dicho a los muertos, que, de pronto,
 
regresen y vuelvan a regresar como flores a los árboles,
como los siempreverdes de las líneas fronterizas.
 
Regresen ahora para caminar por esta fina línea que atraviesa
la vida y la muerte, invierno o primavera, invierno o primavera.