Imagínate las manos sujetando los trozos

que se quebrantaron; la atención que limpia,

que se fija en las roturas y atiende a ellas.

¿Cómo se sentirían los fragmentos mientras el pegamento líquido

se aplica? Luego, al secarse, el cepillo que

ilumina las junturas con oro en polvo.

 

Las mías, las veo relucientes como un arroyo que atraviesa

la barriga, después del ectópico que por poco se me llevó;

las veo atravesando la boca por la pena de no hablar

la lengua de mis antepasados. Pero como las fuentes

de un río, toda ruptura nace en el corazón.

Un heart que hace falta arreglar, pues.

 

¿Y si nuestro yóllotl, si las costuras doradas del corazón

nos alumbrasen el camino en el mundo?